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sábado, 2 de abril de 2011

El desafío de construir horizontes y no baldosas


El macrismo está muy dedicado a construir baldosas que se pueden mostrar por la TV hoy, aquí y ahora. Su principal producto como gestión es simplemente más y mejores veredas, sólo eso, ni para construir subtes le da la capacidad de gobierno.
  Como ya lo hicimos en este mismo espacio, distinguiendo las diferencias entre hablar de ciudadanos o de vecinos, a partir del prisma del concepto Gestión Ideológicamente Responsable (GIR), queremos avanzar ahora sobre los diferentes productos o construcciones de la política que podemos observar actualmente en la Argentina y en la Ciudad de Buenos Aires. Uno de los principales ataques en la política argentina, es aquel que califica de clientelista a un político, a una gobernación, una gestión, etcétera. Ser “clientelista” es el viejo truco de regalar primero una zapatilla y luego de las elecciones la otra. Es la práctica política que hace preso a los votantes de sus necesidades inmediatas. La política, cuando es clientelar, ya no está para mejorar las condiciones de vida de la gente, sino que se aprovecha de sus necesidades básicas para perpetuarse en el poder.
Si uno escucha a la desmembrada y poco coherente oposición política o a sus voceros del “periodismo independiente”, puede concluir dos cosas; en primer lugar, el kirchnerismo desde 2003 a la fecha, y más aun en la gestión de Cristina, es clientelar, compra los votos con la plata del Estado; en segundo lugar, que Macri o Duhalde o Carrió o Alfonsín son la garantía para salir de este clientelismo popular que nos afecta desde mediados de siglo pasado (a lo largo de esta nota sólo hablaremos de Macri, ya que es el único que lleva adelante algo parecido a una gestión de gobierno). Vamos a analizar el producto de la gestión macrista por un lado y de la gestión nacional por el otro. Para poder dilucidar qué construye cada uno y quién es clientelar y quién lleva adelante una gestión ideológicamente responsable.
Comencemos con Macri y la Ciudad. Vamos a dejar de lado todas las áreas de gobierno donde es fuertemente criticado por su inoperancia (educación, salud, cultura, Derechos Humanos), démosle la derecha a los amigos de remera amarilla y centremos la atención en sus puntos fuertes: obras de infraestructura, bacheo, cemento, reparación de edificios. Resumiendo: baldosas de vereda en diferentes formatos. El macrismo está muy dedicado a construir baldosas que se pueden mostrar por la TV hoy, aquí y ahora. Su principal producto como gestión es simplemente más y mejores veredas, sólo eso, ni para construir subtes le da la capacidad de gobierno. Y como es de público conocimiento, con el tiempo, estas baldosas se van a romper y van a necesitar nuevos arreglos, y así sucesivamente a lo largo del tiempo. En resumen, en el fondo no le cambió la vida a nadie, tuvo algo “valioso” para mostrar en nuevas campañas publicitarias y buscar más votos. Nada que pueda quedar en un libro de Historia, a lo sumo podrá quedar registrado en los libros –contables– de las empresas amigas que vendieron el cemento.
Por otro lado, la gestión nacional supuestamente clientelar, también construye, es verdad, pero en las antípodas de las baldosas macristas. Néstor primero y Cristina después construyen intangibles horizontes. ¿Qué significa esto? Por ejemplo, cuando se generan leyes como la de Medios Audiovisuales, de matrimonio igualitario, la Asignación Universal por Hijo, tramitar el Pasaporte o DNI en cualquier lugar del país, cuando se piensa y lleva adelante una nueva Ley de Educación como la que promovió el entonces ministro de Educación Daniel Filmus o la Ley de Glaciares ya como senador nacional. Entre otras tantas cosas, lo que se está haciendo de fondo es construir horizontes de posibilidad, se deja de depender de un gobierno o una administración para lograr cambios de fondo, tanto para esta generación como para las próximas. No se necesita votar siempre a los mismos de manera clientelar, el cambio y avance en materia de derechos ya se logró. Las gestiones de Néstor y Cristina construyen horizontes de independencia y libertad, generan múltiples posibilidades de vida, relatos alternativos, dan lugar a la esperanza hoy y mañana, aun cuando ellos ya no estén –nunca más claro el ejemplo de Néstor Kirchner.
Estos horizontes de posibilidad que se construyen desde el proyecto nacional son los que necesitamos replicar en la Ciudad, necesitamos también una Gestión Ideológicamente Responsable en la Ciudad. Desde Nueva Comuna estamos convencidos de que la mejor posibilidad para lograr esto es de la mano de Daniel Filmus. Porque su gestión como ministro de Educación así lo demuestra, nunca se discutió tanto y en tantos lugares un proyecto de Ley de Educación como el que llevó adelante Filmus, no sólo se construyó la mejor Ley de Educación posible sino que también se construyeron horizontes de posibilidad para la participación y compromiso ciudadano.
Sólo para recordar, gracias al entonces presidente Néstor Kirchner y su ministro de Educación, Daniel Filmus, todos los docentes del país pudieron opinar y mejorar la ley, como también los padres, especialistas, académicos reconocidos, organizaciones sociales, institutos de investigación, los propios alumnos, todos y todas. Necesitamos a alguien como Filmus porque, además de garantizar como nadie la posibilidad de ganar la Ciudad y darle continuidad al proyecto nacional, es quien puede traer nuevos horizontes de posibilidad para todos y todas. Por ejemplo, ya mencionamos el valor positivo de la participación en las acciones de gobierno de Filmus, comparemos ahora con el espacio de participación que niega Macri con respecto a las comunas. Macri juega a las escondidas con las fechas de elecciones en la Ciudad, atentando contra el proceso de participación comunal, vacía de contenido a los Consejos Consultivos Comunales. Se esconde de los vecinos con campañas engañosas de la misma manera que se esconde de la justicia con sus repetidos viajes de placer.

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